El mono, la verdadera piel del motociclista. Una fina capa de cuero que nos protege contra todo; el clima, el asfalto y los pensamientos negativos. Al cerrar la cremallera y el botón de la correa, todo desaparece; solo estáis tú y la moto.
Pero para que el mono pueda desempeñar su función de armadura, ha de calzar como un guante. Con pocos pasos podrás comprobar que el ajuste sea perfecto y que el mono sea cómodo, proteja bien y, sobre todo, sea de tu talla.
Es importante probarse el mono en la posición de conducción: cuando nos probamos un mono nuevo en la tienda, por primera vez, tenderá a ejercer algo de presión en la parte superior. El motivo es muy sencillo: el mono debe quedar cómodo al estar en la posición de conducción, no de pie.
Una vez puesto, tiene que sobrar la menor cantidad posible de piel para que no se produzcan rozamientos molestos en caso de caída o peligrosos arrastres del piloto sobre el asfalto. Un mono demasiado holgado tampoco podrá garantizar que los protectores que van dentro queden bien colocados.
Y pruébatelo siempre con las botas y los guantes. La integración perfecta es algo esencial para controlar plenamente los mandos de la moto.