Desde el 1 de enero de 2021, en Europa y en todos los países que la acatan, está vigente un nuevo reglamento para homologar los cascos de moto. Después de 19 años de vigencia de la ECE22-05, la ECE22-06 renueva la norma y eleva el nivel de seguridad que se exige para comercializar los cascos.
Cabe señalar que la norma ECE22-05 sigue siendo válida. Hasta junio de 2023 será posible que los fabricantes continúen construyendo cascos homologados según esta norma. A partir del 1 de julio de 2023 ya no se permitirá la producción de cascos de conformidad con la ECE22-05, pero los comerciantes podrán seguir vendiendo las existencias que ya se hubieran producido antes de esa fecha. De hecho, cabe precisar que los cascos no caducan: incluso después de la fecha de julio de 2023, los cascos ECE22-05 se podrán usar en la carretera.
La ECE22-06 da un claro paso adelante, requiriendo un nivel de protección mucho mayor detectado con una serie de pruebas más precisas y severas. La antigua norma ECE22-05 identifica cinco puntos en la calota del casco en los que se produce el impacto contra el yunque, y en los que se realizan las siguientes mediciones: frente, parte superior, parte posterior, zona lateral y mentonera.
Con la ECE22-06 cada casco se puede probar en un total de 18 puntos, uno de los cuales en la mentonera para los integrales. Los fabricantes deben asegurarse de que, cualquier zona del casco que se examine, ofrezca una protección real. Las pruebas de impacto también se diferencian según la forma del objeto que impacta contra el casco: ya sea un cuerpo plano, en forma de escalón o en forma de barra.
A continuación, se realiza una prueba de resistencia a la penetración de la visera. Una bola de acero de 6 mm se dispara a una velocidad de 80 m/s contra la propia visera, y dicha bola no debe poder cruzarla y, si la rompe, no debe fragmentarse en astillas.
Parecerá normal, pero los cascos no solo deben proteger contra los impactos más violentos, los que se sufren a velocidades más altas. También han de proteger contra golpes a menor intensidad. Sobre este tema conviene aclarar algunas cosas. Es probable que un casco muy rígido sea muy protector en caso de impactos a alta velocidad. Sin embargo, puede resultar menos seguro en caso de impactos menores, ya que una rigidez estructural excesiva podría transferir toda la fuerza del impacto a la cabeza, sin absorberlo ni disiparlo correctamente. Por lo tanto, se requiere un mayor desarrollo, de modo que los nuevos cascos garanticen la protección correcta tanto a bajas como a altas velocidades.
La ECE22-05 contempla impactos a una sola velocidad, a 7,5 m/s, lo que equivale a 28 km/h. La ECE22-06 indica mediciones a 6, 7,5 y 8,2 m/s, para hacer una verificación más completa y exacta.
Se evalúa la amplitud del campo visual que ofrece la abertura frontal y la visera. Por lo tanto, la anchura del campo visual no puede ser inferior a un determinado umbral. Cabe añadir que la nueva homologación exige pruebas sobre los niveles de distorsión de la visión, resistencia a los arañazos y refracción de la luz también a la pantalla parasol, y no solo a la visera.
Inédito es el examen de impactos oblicuos, es decir, todos aquellos choques en los que la cabeza golpea cualquier objeto en dirección oblicua, no perpendicular. Según los estudios más recientes de la industria, precisamente estos impactos son los que causan el daño cerebral más severo, debido a la fuerte rotación impresa en la cabeza (aceleración rotacional).
Este tipo de impactos ahora se puede estudiar gracias al uso de sistemas de detección más sofisticados respecto al pasado, con el uso de acelerómetros y sensores de velocidad angular.
La homologación P/J es la que se refiere a los cascos modulares. En el acrónimo, la P significa protector, indicando el casco integral, y la J significa jet. Dicha sigla significa que un casco homologado P/J se puede usar tanto abierto como cerrado. Con la ECE22-06, las pruebas necesarias para alcanzar este estándar también se reglamentan con mayor precisión.
Para obtener la homologación P/J, el casco debe poder permanecer siempre cerrado o siempre abierto cuando se pruebe para cascos integrales y jets, respectivamente. No hace falta decir que, para cumplir con la norma, el casco deba superar satisfactoriamente ambas pruebas.
Según la nueva norma es necesario que los sistemas de comunicación u otros accesorios del casco, tanto de tipo externo como integrado en la calota, se homologuen conjuntamente con el casco. Por lo tanto, ya no se admiten los sistemas de intercomunicación que no han recibido validación junto con el modelo de casco en el que se aplican. Además, cuando la ECE22-06 sea la única homologación en vigor, el montaje de los sistemas de comunicación y cualquier otro accesorio de posventa deberá ser autorizado por el fabricante del casco, en función de la lista de accesorios con los que se ha homologado el casco.
La nueva norma ECE22-06 sin duda demuestra ser una mejora respecto a una norma que ya tiene casi veinte años. Mayor precisión en las pruebas, más severidad y más variedad de pruebas a las que se someten los cascos, para aumentar la seguridad que se ofrece a todos los motociclistas.