La Patagonia chilena y la Carretera Austral. El viaje a Sudamérica con el que siempre soñé

Organizar un viaje forma parte del viaje en sí, nos permite desplazarnos con nuestra imaginación, informándonos sobre mapas, lugares que vamos a visitar, caminos que vamos a recorrer... pero la planificación meticulosa nunca ha sido mi fuerte, y mucho menos hacerlo meses y meses antes de la salida. 

Gestionar mi trabajo de forma independiente me permite, como en este caso, organizar un viaje al otro lado del mundo en un mes, poco más o menos. 

Así sucedió a principios de febrero de 2022, las restricciones del Covid19 seguían siendo prohibitivas en todo el mundo y quería regresar a Sudamérica en moto después de una experiencia increíble en Colombia antes de la pandemia. La Patagonia, la famosa Carretera Austral, destinos muy codiciados para todos los viajeros, pero quizás para quienes somos moteros un poco más... 

Ese algo místico, que unido a la idea de estar tan lejos de casa, en tierras tan desoladas, ejercen un encanto especial, que para mí es como el canto de las sirenas que intentan atraer a Ulises a las rocas. 

Las restricciones para entrar en Chile son superables, pero la documentación necesaria no es poca. Aquellos tiempos en los que cruzábamos el mundo solo con un pasaporte en el bolsillo parecen ya muy lejos. 

¿Enviar la moto o alquilar? 

Esta es la primera pregunta que me hice al planear el viaje a Chile. 

Los costes son elevados en ambos casos, pero la pregunta que deberíamos formularnos para inclinar la balanza es: ¿cuánto tiempo tendré para este viaje? Si hablamos de meses, entonces será mucho más barato enviar nuestra moto desde Italia en barco, pero si, como yo, solo tienes 15 días, el alquiler es, con mucho, la mejor opción.  

Con el alquiler no tendrás problemas de aduanas, papeleo, y envíos varios, tendrás una moto lista para usar, por no hablar del plazo de tiempo que la moto estará viajando y no podrás utilizarla si decides enviarla. 

Encontrar una buena empresa de alquiler, con vehículos en buen estado, es fundamental. Hay que asegurarse de que los documentos estén en orden, y hacer un contrato de alquiler conforme que nos permita disfrutar de nuestra experiencia de manera segura. 

La mejor época para organizar un viaje a Chile 

En Chile el verano va desde diciembre hasta principios de marzo. Hay que tener en cuenta que este país se desarrolla en longitud a lo largo de más de 4000 km, por lo que en verano podemos pasar de los 30/35 grados de Santiago de Chile , que se encuentra en el centro, a los 10/15 grados en Villa O'Higgins, el punto más al sur de la Carretera Austral. 

Otro destino famoso, el desierto de Atacama, en el norte, también es aconsejable en la época de junio a agosto.  

Así que no hay una época en la que no se recomiende ir a Chile. La conformación geográfica del país hace que todas las estaciones sean ideales para organizar un viaje. Claro que, quienes quieran evitar el frío y las lluvias, más o menos extendidas en las diferentes zonas del país, deberían no viajar en invierno (que generalmente también supone la época más barata para unas vacaciones). Quienes quieran evitar las aglomeraciones turísticas y los precios elevados, harán bien en no viajar durante el verano austral, que supone la temporada alta. 

El itinerario de mi viaje en solitario 

Después de unas 16 horas de viaje total y una escala en Londres Heathrow, aquí estoy en Santiago de Chile, para mi segundo viaje en moto por América del Sur. 

Decido quedarme un día y medio en Santiago, el primer medio día para montar mi Yamaha Super Ténéré alquilada por mi amigo Davide Biga y recuperarme del jet lag, (en Chile el huso horario es de 6 horas menos que en Italia). 

Al día siguiente, para familiarizarme con mi nueva compañera de viaje, me dirijo hacia la frontera argentina, para enfrentarme al Paso Los Libertadores, una serpentina de 18 curvas cerradas diseñadas por un artista en la Cordillera de los Andes a 3200 metros sobre el nivel del mar. 

Como de costumbre, las mejores cosas suceden por casualidad, sin planificación, así que decido ir a explorar hasta la frontera argentina, cuando me encuentro con un letrero que indica un camino de tierra hacia el Cristo Redentor de los Andes. 

Una de las mejores decisiones de este viaje, subo durante unos 40 minutos por este camino de tierra sin encontrarme con un alma viviente, en medio de los Andes, hasta llegar a 3800 metros hasta el famoso Cristo Redentor. 

Fue una emoción especial. ¡Y pensar que este es solo el primer día que estoy en Chile! Quién sabe qué me deparará este viaje. 

De vuelta en Santiago, me encuentro con las celebraciones del nuevo presidente Boric, un día muy importante para el pueblo chileno, el nuevo presidente tiene tan solo 36 años, ojalá sea un soplo de aire fresco para este país. 

Es hora de partir hacia el sur, para emprender el verdadero viaje con el que he estado soñando durante mucho tiempo. Primero tengo que recorrer los 900 km de aburrida autopista que me separa de Villarrica.  

Por desgracia solo tengo 15 días reales para disfrutar de la moto, así que hay que tomar decisiones, decidir qué ver y qué, con pesar, dejar de lado. 

Como he mencionado antes, no soy un amante de la planificación, me gusta vivir al día, sí tengo una idea de lo que voy a hacer, pero no he reservado nada más que un ferry, imprescindible para completar la ruta. Me gusta dejarme llevar por los acontecimientos, conocer gente y estar abierto a nuevas experiencias, sin decir necesariamente: «hoy tengo que llegar hasta aquí, he reservado un hotel aquí». 

Entre volcanes, delfines y fiordos noruegos  

Desde Villarrica hasta Puerto Varas, una extensión de lagos y volcanes totalmente imprescindible. Conducir por la carretera que recorre el lago Llanquihue con el Volcán Osorno al frente es muy emocionante, me recuerda a las espectaculares fotos del Monte Fuji en Japón, muy parecidas a cuanto a forma. 

El tiempo en estos primeros días de viaje siempre ha sido suave, con sol, cielo despejado y una temperatura excelente para viajar en moto. Disfruto de las 5 horas de travesía de Hornopirén a Caleta Gonzalo, paso obligado si quieres ir al sur. Esto fue lo único que tuve que reservar con mucha antelación. Este tramo me recuerda mucho a Noruega, un auténtico fiordo rodeado de naturaleza, y, con las montañas bordeando el océano, que se insinúa entre ellas, empiezo a respirar el aire de la Patagonia. 

Te das cuenta de que estás en un lugar mágico cuando te despiertas por la mañana, paseas por la playa fuera de tu cabaña en el medio del bosque y ves cuatro delfines nadando cerca de la orilla. 

Miro el mapa y veo lo lejos que estoy al sur, en América del Sur, no lejos de Ushuaia y el Cabo de Hornos. Vuelvo a ponerme el casco y me pongo en marcha hacia Coyhaique cuando el tiempo me recuerda que aquí el clima es impredecible, enfrentándome a más de 550 km bajo el diluvio universal, y, al pasar por el famoso Paso Queulat, me dicen que es un lugar increíble, pero solo recuerdo la niebla con la visibilidad reducida a 3 metros, el agua que corría por mi espalda y el miedo a quedarme sin gasolina, pero aun así estuvo muy bien la experiencia. 

A partir de Coyhaique sientes que algo cambia, como si hubiera un aire y una atmósfera diferente. Esta ciudad de 57.000 habitantes es la más grande de esta zona de Chile, a la que más tarde regresaré al final de mi viaje para coger el avión que me llevará de regreso a Santiago en 2 horas y cuarto de vuelo aproximadamente. 

Maravillas a lo largo de la Carretera Austral 

La Carretera Austral comienza oficialmente en Puerto Montt, terminando 1240 km más tarde en Villa O'Higgins. 

Las obras para la construcción de esta carretera, encargada por el dictador Augusto Pinochet, comenzaron en 1976 y finalizaron en 1996.  

Diseñada con fines militares, atraviesa regiones que de otra manera serían inalcanzables excepto por mar y durante unos 700 km está totalmente sin asfaltar. Justo después de Villa Cerro Castillo, me topo con el famoso letrero «Fin Pavimento» y empieza la verdadera Ruta por el Sur, con la que soñaba desde hacía tiempo. 

Kilómetros y kilómetros en la nada en solitario, por caminos de tierra, tan solo yo y mi moto, con la carretera avanzando en línea recta hasta donde alcanza la vista entre bosques, lagos y ríos, cuando de repente los colores del Lago General Carrera se convierten en los protagonistas del espectáculo. 

Este lago está dividido por la mitad entre Argentina y Chile, llamándose respectivamente Lago Buenos Aires por un lado y General Carrera por el otro. 

Los lugareños lo llaman Lago Chelenko, me explica Emanuel, mi guía durante el recorrido en bote a la Catedral de Mármol, una de las atracciones más famosas de la Patagonia. 

Conformaciones de mármol en medio del lago que, durante siglos de erosión, han tomado la forma de estatuas, dando vida a un verdadero museo al aire libre. 

Tour que cuesta unos 30 € por 2 horas y media, con salida desde Puerto Río Tranquilo, un pequeño pueblo en la costa oeste del lago. 

Desde Puerto Río Tranquilo hasta Cochrane, una de las etapas más fascinantes de todo el viaje, el Lago Bertrand con sus colores mágicos, el río Baker, donde tuve la primera experiencia de rafting de mi vida, la confluencia entre el río Nef y el río Baker, que te deja sin palabras, y los últimos 20 km en dirección a Cochrane, donde sigo riendo dentro de mi casco por la felicidad del momento. 

El destino de mi viaje es Villa O'Higgins, el fin de la Carretera Austral. Para llegar hasta allí, tengo que coger otro ferry, que desde Caleta Yungay me llevará a Río Bravo. Llego al embarque 3 horas antes de la salida, no hay ni un alma, tan solo una plaza desolada, así que con total tranquilidad abro la bodega de mi Super Ténéré. Para picar, hoy tenemos: manzanas, frutos secos, patatas fritas y galletas, nada que envidiarle a un tres estrellas Michelin, podemos conformarnos. 

Durante cientos de kilómetros podemos no toparnos con nada ni con nadie en la carretera, por lo que llevar siempre gasolina, agua y algo de comer es fundamental. 

Desembarcamos en Río Bravo, unos cuantos viajeros con coches, bicicletas, algunos autoestopistas, tres motos... Soy el único europeo, en compañía de algún lugareño que lleva suministros al último enclave de civilización de esta zona de la Patagonia. 

Los últimos 100 km son místicos, la nada más total, naturaleza en estado puro, y te das cuenta de lo pequeño que es tu espacio en el mundo. Después de 3.500 km desde Santiago de Chile, llego al Fin de la Carretera Austral, yo solo, ¡estoy pletórico! 

Más de 600 km me esperan en el mismo camino que el viaje de ida de regreso a Coyhaique. Dejaré la moto y cogeré un vuelo de vuelta a Santiago de Chile.  

Siempre me ha encantado recorrer en ambos sentidos la misma ruta, porque te permite ver los paisajes desde una perspectiva diferente, nueva, haciéndote ver cosas que a veces no verías, por lo que poder volver a recorrer la Carretera Austral para mí es una gozada.  

En el camino aprovecho para hacer un pequeño desvío a Caleta Tortel, uno de los pueblos más famosos y turísticos de la zona, construido casi en su totalidad sobre palafitos que rodean el fiordo en el que se encuentra.  

Cosas que deberías saber antes de hacer un viaje en moto a Chile 

Me gustaría dar algunos consejos a quienes se enfrentan por primera vez a un viaje a Sudamérica y en este caso a Chile. 

• Antes de la salida, contratar un seguro de viaje al extranjero
• Comprobar el vencimiento del pasaporte, debe tener una validez mínima de 6 meses antes de su vencimiento.
• Comprar una tarjeta SIM chilena para tu smartphone en uno de los cientos de puestos que encontrarás por la calle en Santiago. Recomiendo ENTEL.
• Siempre se puede pagar la gasolina en las gasolineras con tarjeta de crédito, incluso en los pueblos más remotos.
• Para abordar la Carretera Austral es preferible tener una autonomía de al menos 250 km. Con una moto de aventura clásica no tendrás problemas para repostar, siempre y cuando lo hagas cada vez que encuentres dónde hacerlo.
• Si en temporada alta vas a viajar solo, no tendrás problemas para encontrar una cabaña para la noche, mientras que si vas en grupo te recomiendo que reserves con antelación. Las cabañas son el equivalente de la hytte en Noruega, pequeñas casitas que a veces también tienen una cocina y una estufa de leña para la calefacción. Pagué por una cabaña con 2/4 camas de 30 a 80 € dependiendo de la población.
• El idioma... los italianos tenemos una ventaja, el español se entiende y a los pocos días también empezarás a decir algunas palabras. El inglés no se usa mucho.
• Alquiler de motos: una maxi aventura como la Yamaha Super Ténéré 1200 cuesta unos 200 € por día en Chile.