19 de mayo de 2013. Punta Ala, Italia. La primera página de un nuevo libro sobre la historia del ciclismo de montaña lleva la firma de Fabien Barel. Francés, tres veces campeón del mundo de descenso: en 1998 en los Juniores, en 2004 y al año siguiente como Élite; luego 5 victorias en varias pruebas de la Copa del Mundo entre 2000 y 2009.
Ese día, en la Toscana, nació la Serie Mundial de Enduro, y el talento de Niza se dio el lujo de alinear una lista de salida que incluía a algunos de los nombres más importantes de las últimas dos décadas, procedentes de todas las disciplinas de mtb. Nicolas Vouilloz, Greg Minnaar, Steve Peat, Cedric Gracia, Jerome Clementz, Jared Graves, etc.
Ese día, en la Toscana, una vez terminada la carrera, Fabien, sus compañeros del podio y los organizadores del evento corrieron a la playa y se lanzaron al mar para celebrarlo. Aún no lo sabían, y quizá solo esperaban que fuera el comienzo de algo grande.
17 de septiembre de 2023. Châtel, Francia. Han pasado diez años, pero la sonrisa, la mirada y el brillo en los ojos no han cambiado ni un ápice. Y tampoco la posición en el ranking. Fabien siempre mira a todo el mundo desde la altura de su número 1, pero esta vez no de una forma programada como antes.
Esta temporada también es la primera. La primera del enduro bajo los auspicios de la UCI, la federación internacional. Ya no se trata de la EWS, sino de la UCI EDR World Cup, E-EDR para ser exactos, el enduro eléctrico. Quizás todavía no se le haya prestado la atención que merece, pero, créenos, se hablará cada vez más de ello.
Fabien, hoy, teóricamente, ya no es un ciclista profesional. Su cometido principal es el de Director de Equipo y Mentor de Canyon Collective. Sin embargo, mirándolo bien, sigue sujetando el manillar con asiduidad, sigue entrenándose, el talento no lo pierde y la mentalidad de ganador tampoco. Así que, listo, se apunta a la primera prueba del año, en Pietra Ligure, por diversión o poco más. Además de la italiana, solo está prevista la última carrera, la de Chatel, para acabar la temporada a lo grande junto a todo el equipo.
Pero, por casualidad, y evidentemente no es una coincidencia, Fabien Barel sale victorioso de las carreras polvorientas especiales con vistas al mar de Liguria. Piensa y recapacita. ¿Qué conviene hacer? ¿Seguir el plan original o dejarse llevar? Está claro que el comer y el rascar todo es empezar, así que también se apunta a la segunda ronda, en Leogang, Austria.
El mismo resultado, sigue siendo el 1º. Crece la convicción y empieza a ser importante. ¿No sería una pena dejar caer en el olvido dos victorias tan bonitas y, para algunos, inesperadas? Fabien decide que, al fin y al cabo, es un buen momento para luchar por la copa que aún le falta. Con tres campeonatos del mundo impresos en el palmarés, y por tanto siempre de una sola carrera, la Overall, como se dice en la jerga, sigue faltándole.
Medio paso en falso en Trentino, Italia, donde solo ocupa el puesto 33 por un problema técnico; y de nuevo por delante de todos en Loudenvielle, Francia, y ya estamos en Chatel, la prueba final de esta primera UCI E-Enduro World Cup. Fabien Barel ocupa el primer lugar en la clasificación con una discreta ventaja sobre su compatriota Kevin Marry. Puede permitirse el lujo de razonar. El recordatorio escrito con marcador en el manillar es claro: «be smart». Es la última, no hay que hacer tonterías. Vamos a llevarnos esta Copa a casa, Fab.
Y aquí está. Fabien solo es octavo debido a una penalización, pero la ventaja sigue siendo de 41 puntos. Se trata de una World Cup Overall, por primera vez a sus 43 años, al final de una temporada que empezó por diversión pero desarrollada de principio a fin. 19 años después del primer campeonato de descenso y 14 años después del último éxito de Copa.
Un humano excepcional, en todos los sentidos de la palabra, un ejemplo vivo para todos los que lo rodean. Amigos, colaboradores, pero sobre todo para sus chicos, que con esas bicicletas acaban de empezar a escribir sus propias carreras. Precisión, decisión, puntualidad y pragmatismo. No solo es talento. Por supuesto, eso ayuda, pero, empleando las palabras de Fabien, es solo la guinda de un pastel que consta de sacrificios, trabajo duro y perseverancia.
La primera vez con 43 años, y no pienses que el enduro eléctrico es algo para deportistas repescados o para quienes no quieren esforzarse tanto como con una bici convencional. El segundo clasificado tiene 25 años, el tercero 23 y el cuarto 26. Chicos maravillosos en plena actividad, comprometidos con equipos oficiales de varias marcas y totalmente dedicados a la causa.
El formato de competición de la UCI E-Enduro World Cup también es más complejo que el del enduro tradicional. Es verdad que se cuenta con ayuda mecánica en las subidas, pero las carreras son más largas y hay que afrontar más pruebas especiales. De hecho, algunas de ellas son cuesta arriba, por pistas con un coeficiente de dificultad extremo que exigen una técnica de pilotaje muy fina y una excelente forma física. Y a esto se añade el peso de la bicicleta en sí, bastante mayor que el de cualquier bicicleta de montaña y la mayor dificultad de manejarla en muchas situaciones.
Un nuevo reto, fascinante, no solo para dar lustre a un currículum deportivo ya de por sí extraordinario, sino también útil como director del equipo, un punto de referencia que así, plenamente sumergido en el entorno de la competición de la bicicleta de montaña, ahora puede desempeñar su función con un conocimiento aún mayor.
Fabien es un hombre especial, que corre siempre, por encima de las dificultades, por encima del dolor, dispuesto a levantarse y volver después de las caídas más aparatosas, como las de 2010 y 2014. Al nivel más alto, pero no solo para sí mismo, sobre todo ahora que solo es un deportista profesional a tiempo parcial. En la actualidad, tiene responsabilidades dobles o triples: tiene un equipo de jóvenes a los que guiar y muchas cosas más. Además de rendir en las carreras, aunque nadie se lo haya pedido, ni tiene nada que demostrar a nadie. Quizá solo a sí mismo, porque quien tiene ese fuego dentro nunca puede sentirse satisfecho ni realizado.
Unas responsabilidades que a los 40 años no son las de los 30 o los 20. A los 40 también son las de un padre, capaz de acompañar a los pequeños Victor y Margot con el desenfado que necesitan los niños y la seriedad de los grandes campeones. Los niños, con o sin bicicleta de montaña, van por buen camino, pero con un faro como Fabien es imposible que no sea así. Fabien también es maravilloso en este sentido, este es y será tu mayor logro.
Es difícil no motivarse al entrar en contacto con un ser humano como este. Es imposible no sentirse atraído. No hace falta mucho, una simple mirada entre las cortinas del paddock y el magnetismo que irradia una persona inmensa como Fabien Barel empieza a elevarnos a cada uno de nosotros.
Gracias por darlo todo en todo momento, gracias por inspirarnos siempre, Fab.
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