Elegir el calzado de MTB es un paso importante en nuestra preparación, ya que a través del pie es por donde pasa gran parte del control de la bicicleta en los terrenos abruptos. En descenso y enduro, las disciplinas de gravedad que tanto nos gustan, las fases más importantes de la competición son aquellas en las que se pilota de pie, cuando los puntos de contacto entre el piloto y la moto solo son las manos y, naturalmente, los pies.
Si elegir los guantes sobre todo es una cuestión de estacionalidad, elegir el mejor calzado de MTB para el descenso y el enduro es bastante más complejo. A menudo nos fijamos en lo que hacen nuestros deportistas favoritos, pero lo que es mejor para ellos no siempre es lo mejor para un aficionado. Veamos cuáles son todas las posibilidades.
La primera y más importante distinción es la que existe entre zapatillas de cross country y zapatillas de enduro o descenso y que trataremos en esta guía. Sin embargo, vamos a describir brevemente la diferencia entre ambos tipos:
en el cross-country, una gran parte de la diferencia se consigue pedaleando fuerte cuesta arriba: necesitamos una zapatilla ligera y que pueda transferir la máxima potencia de nuestras piernas a los pedales, con la mínima pérdida de energía. Además, la típica carrera de XC dura poco y, por lo tanto, el confort tiene una importancia relativa; es más, si se puede, se tiende a ahorrar algunos gramos limitando la comodidad.
Las zapatillas de enduro o de descenso de MTB tienen requisitos bastante contradictorios. En enduro se pedalea, claro, pero la mayoría de las subidas no están cronometradas y se afrontan con bastante calma. Por el contrario, la carrera se decide en la bajada, en la que se pilota exclusivamente de pie. Además, las carreras de enduro duran varias horas: por lo tanto, la comodidad desempeña un papel primordial para que el deportista se sienta cómodo. Lo mismo para las salidas amateur: pasar medio día o más en el sillín es lo normal. Por el contrario, el descenso solo dura unos minutos, pero la necesidad de rendimiento en el descenso es la misma y los modelos de zapatillas de gravedad suelen ser idóneos para ambos casos.
A la hora de elegir una zapatilla de enduro o de descenso el elemento más importante es la suela, que va de la mano del pedal, porque tiene que ser compatible: ¿plana o sin calas? Para los recién llegados a esta disciplina, aquí damos una breve explicación del significado de ambos términos. La zapatilla de MTB para pedales planos se llama así simplemente porque el pedal de referencia es un pedal plano, sin enganches. El agarre de la suela contra el pedal está garantizado por el compuesto de caucho y la presencia de clavos en la superficie del pedal, unos clavos de un par de milímetros de altura que penetran en la suela y garantizan el control.
Menos obvio es el término «sin calas». En los inicios del ciclismo de montaña, había quienes corrían con pedales de clip, los clásicos pedales de jaula en los que se mete el pie. Pronto se vio que no era una buena solución porque no permitía soltar de inmediato el pie en situaciones de peligro, y entonces se inventó la fijación de tipo SPD, con un sistema de ganchos y muelles que permite soltar el pedal con un simple movimiento del tobillo hacia fuera. Dado que estos nuevos pedales abandonaron el sistema de clips, se denominaron clipless, sin calas o automáticos.
La zapatilla de MTB para pedales planos es la más fácil de usar, especialmente para quienes se acercan a las disciplinas de descenso o enduro. Los tramos más empinados y duros de los senderos pueden intimidar; tener el pie sujeto puede restar confianza a los inexpertos.
El zapato de suela plana también es mucho más cómodo para caminar, sobre todo en terrenos rocosos o irregulares. Empujar una bicicleta no es tan raro, sobre todo para quienes disfrutan de las largas travesías alpinas all mountain, en las que siempre puede que haya que afrontar a pie algún tramo demasiado empinado, ya sea cuesta arriba o cuesta abajo.
Las zapatillas sin calas, por el contrario, suelen ser el calzado de los ciclistas más orientados al rendimiento: proporciona una conexión con la bicicleta que de otro modo sería imposible. Con el pie enganchado al pedal, la sensación con la bicicleta es total y permite afrontar con seguridad saltos y maniobras complejas que si no implicarían el riesgo de perder el pie del pedal.
Sin embargo, las zapatillas sin calas de MTB no solo son para quien tiene una técnica de pilotaje muy avanzada. Por ejemplo, cualquiera que se convierta al enduro después de años sobre una bicicleta de cross-country probablemente ya estará acostumbrado a este tipo de calzado, que en XC casi es obligatorio.
Elegir entre una y otra no solo es cuestión del nivel de habilidad del piloto. Es cierto que si nos fijáramos en los deportistas profesionales nos daríamos cuenta de que la gran mayoría de ellos utilizan pedales y zapatillas con enganches, pero es famoso el caso de Sam Hill, un múltiple campeón de descenso que también ha pasado a la historia por utilizar siempre pedales y zapatillas planas. Sin embargo, al más alto nivel es el único digno de nota.
La cosa cambia un poco en situaciones de salidas muy embarradas, en las que el pedal con enganche puede tener dificultades para reengancharse y, por tanto, podría obligarnos a rodar durante un trecho con las zapatillas desenganchadas. Es una situación que hay que evitar en la medida de lo posible porque no garantiza un buen control de la bicicleta, sobre todo si la ruta tiene tramos técnicos. Donde hay mucho barro, incluso un ciclista que suele usar pedales automáticos y zapatillas sin calas podría pasar a las suelas planas. En este sentido, un repaso periódico -léase formación- sobre cómo circular con pedales planos puede resultar útil hasta para los ciclistas más experimentados.
Veamos ahora cuáles son los componentes de la zapatilla de MTB para orientarnos mejor al elegir la mejor zapatilla para nuestras necesidades.
Como hemos explicado hasta ahora, probablemente la suela desempeña el papel más importante de todos los componentes de una zapatilla de MTB: de un modo u otro, sin calas o plana, ha de garantizar un control perfecto de la bicicleta. Pero no es solo una cuestión de agarre o, en el caso de las zapatillas sin calas, de enganche.
También en enduro y descenso, la rigidez de la suela es importante ya que, durante el descenso, una gran parte del peso del cuerpo descansa sobre los pies y, por lo tanto, sobre las suelas. Una suela suficientemente rígida permite que los músculos del pie y de la pierna no tengan que «hacer horas extras» para mantenernos en un estado idóneo. Por el contrario, reduce drásticamente la flexión o torsión involuntarias cuando se somete a esfuerzo y deja transmitir con eficacia al pedal los mandos necesarios para pilotar, sin dispersiones. En cambio, una suela demasiado rígida resultaría incómoda; por lo tanto, hay que encontrar, como ocurre a menudo, el mejor equilibrio según las necesidades de cada cual, ya se orienten más a salir con los amigos o a las carreras.
Además de la rigidez estructural de la suela, en el caso de la zapatilla plana, también es muy importante el compuesto de caucho que se utiliza en la capa en contacto con el pedal. Para ello es necesario lograr un buen equilibrio entre suavidad y durabilidad. Un caucho muy blando proporciona un agarre excelente tanto en los pedales como en el suelo, pero un caucho demasiado blando tenderá a desgastarse rápidamente y no resistirá la abrasión, los cortes y ni los desgarros, que son bastante frecuentes cuando se pilota por senderos.
En el caso de las zapatillas sin calas, el compuesto de la suela es menos importante, ya que esta no se apoya en el pedal, ni siquiera en las que tienen plataforma, y el contacto está garantizado exclusivamente por el mecanismo de enganche.
El empeine es la parte superior del zapato, la que envuelve el pie. Tiene que ser más sólido que el de una zapatilla deportiva normal y corriente, tanto por una cuestión de control del movimiento como por una necesidad de protección en caso de impacto, que es bastante frecuente. No es necesario caerse y golpearse los pies contra piedras o raíces, sobre todo en los pasos estrechos. Además, en los descensos es frecuente levantar un pie del pedal para encontrar el equilibrio en las curvas, sobre todo en terrenos resbaladizos o inclinados.
En especial, a la hora de elegir zapatillas de MTB para enduro o descenso, conviene buscar modelos fabricados con materiales reforzados como el EVA, una esponja de alta densidad que se caracteriza por una gran solidez y compacidad incluso en capas de grosor mínimo. Se precisan otros refuerzos que suelen estar en la zona de la puntera y el talón.
Al elegir una zapatilla de MTB hay que tener en cuenta diferentes sistemas de abrochado, cada cual con sus pros y sus contras. El más clásico es el de los cordones tradicionales: la mayor ventaja es su sencillez. En todas las condiciones, incluso en el barro, se pueden desabrochar y volver a abrochar fácilmente; además, pueden sustituirse fácilmente en el improbable caso de que se rompan. El mayor inconveniente es que siempre pueden desatarse, pero con un nudo doble se eliminará este riesgo.
Una solución más moderna son los cordones de deslizamiento rápido, que pueden ajustarse de forma milimétrica según el volumen del pie en un abrir y cerrar de ojos. Se trata del sistema que se emplea en las zapatillas Dainese HgMATERIA PRO y HgACTO PRO denominado PER-FIT System (Precision Elasticated Retaining), en el que el cordón trabaja en sinergia con cuatro bandas elásticas colocadas en el empeine y una cinta de velcro, que también puede ajustarse según se prefiera; el conjunto garantiza una envoltura perfecta del pie y una estabilidad perfecta del calzado.
Otros buenos sistemas de sujeción de las zapatillas de MTB son el sistema de sujeción de rotor o el que solo tiene tiras de velcro. Este último es el más sencillo, muy habitual en zapatillas que tienen un precio agresivo. Más sofisticado es el sistema de rotor, y el más conocido es el de la marca BOA®. El rotor tiende un cable que recorre la zona del empeine, más o menos extendido según el modelo, ajustando el ancho del ajuste y distribuyendo la presión de manera uniforme.
En definitiva, elegir la zapatilla de MTB que se ajusta a las necesidades de cada cual no es nada fácil y, como en muchos ámbitos, la experiencia acumulada durante años de práctica ayuda a tomar una buena decisión. Por lo demás, la mejor estrategia será, en primer lugar, tener claro el uso que le vamos a dar a nuestra bici de enduro (en el caso del descenso la posibilidad solo es una) para orientarnos entre las numerosas características posibles. Después, si es posible, probarse más de un modelo, para comprobar si se ajustan bien a la forma de nuestro pie.