Dos campeonatos del mundo de Superbike en su bolsillo y un sinfín de historias que contar. Nacido en 1971, natural de Wollongong, una ciudad de Nueva Gales del Sur, en el sureste de Australia. Troy Corser, que corre en moto desde que tiene uso de razón, es un tipo con los pies en el suelo, un piloto de la vieja escuela con una gran experiencia que corre en dirt tracks o en carreras en pista, pasando por el motocross.
Su carrera internacional comenzó en 1992, con dos apariciones en el campeonato mundial de SBK, en las pruebas finales de la temporada de carreras en su Australia natal, en Phillip Island, y en Nueva Zelanda, en Manfeild. En 1993 corre solo en su tierra natal, donde se convierte en campeón nacional. En 1994 dividió su tiempo entre el campeonato americano, que ganó, y algunas wild cards en las pistas europeas, donde empezaron a llegar los primeros resultados importantes: un podio en Mugello, otros en Donington y luego otra vez en Phillip Island, en la última prueba del campeonato. Troy ocupa el undécimo lugar en la clasificación general, solo habiendo disputado tres rondas.
En 1995 la convocatoria al Mundial a tiempo completo con Ducati: al final de la temporada quedó en un excelente segundo lugar con tres victorias en su haber. En 1996, también con la Ducati 916, se proclamó Campeón del Mundo con tres dobletes, en Donington, Brno y Albacete, otro único éxito y numerosos podios. Entre el 97 y el 99 muchas otras victorias y buenos puestos, tres veces consecutivas fue tercero al final del campeonato.
En 2000, el paso a Aprilia con la flamante RSV Mille, en 2002, un año de inactividad tras firmar un contrato con el equipo Petronas, que no tenía una moto preparada para correr, y en 2005, el paso a Suzuki, con la que ganó el segundo campeonato del mundo, demostrando que la clase no desaparece después de algunas temporadas mediocres. Luego Yamaha, BMW y por fin la retirada de las competiciones al final del campeonato de 2011.
Ahora como entonces, Troy Corser vive para la moto. Su proyecto actual es la Racing School Europe, una escuela de pilotaje en los Países Bajos que ayuda a pilotos de todos los niveles, desde principiantes hasta aspirantes a profesionales. En 2024, como en 1996, año de su primer título mundial, Troy cuenta con el apoyo de Dainese y AGV en su actividad en la pista y, como colaborador histórico, tuvimos la oportunidad de pasar medio día juntos y charlar sobre varios temas.
Empecemos por un elemento que, viendo las carreras por televisión, damos por sentado. ¿Qué piensa un piloto cuando conduce a 300 o más kilómetros por hora? ¿Cómo puedes sentirte cómodo?
En realidad, no piensas en nada; si has llegado paso a paso, como cualquier piloto de verdad, tu cuerpo ya sabe lo que tiene que hacer. Siempre digo que tus músculos tienen «memoria», cuando has interiorizado un gesto, lo has incorporado con años y años de práctica, todo llega de forma automática. Solo tienes que identificarte con la situación y lo que sucede a tu alrededor, por ejemplo si hay otros pilotos.
Puede parecer absurdo, pero con la preparación adecuada es posible sentirse perfectamente a gusto, y sentirse protegido ayuda. Irónicamente, si intentaras pilotar en moto sin casco no te sentirías seguro y no podrías ir más que al paso de una caminata. Pero lo mismo ocurre con los guantes, las botas y todos los demás elementos. Por ejemplo, ahora ya no puedo montar en moto sin el protector pectoral. Si no lo llevo siento que me falta algo, me he acostumbrado y lo encuentro imprescindible.
Mientras corres, ¿piensas en los riesgos que estás corriendo? ¿Alguna vez has tenido miedo?
No, nunca pienso en los riesgos que supone pilotar, al menos mientras lo hago. En situaciones normales tienes que concentrarte en dar lo mejor de ti mismo, en hacer lo que sabes hacer, no en «no caerte», de lo contrario no conseguirás nada bueno.
De vez en cuando hablamos de miedo, pero yo nunca siento miedo cuando corro. Salgo a la pista, me concentro y corro. De lo contrario, lo que pasa es que nos asustamos, eso sí, no somos unos inconscientes. Sin embargo, creo que el miedo es algo diferente, existe ante lo desconocido, cuando haces algo peligroso sin saber lo que estás haciendo, o si no estás bien preparado. En este sentido, como ya he dicho, el equipo es imprescindible, sentirse protegido te da confianza, hace que casi te sientas invencible.
Has sacado a colación el tema de la ropa: ¿cómo ha evolucionado desde el comienzo de tu carrera, hace más de 30 años?
La evolución ha sido notable y en muchos aspectos, incluso en los que uno no pensaría inmediatamente. Por ejemplo, el grosor de la piel del mono, y luego las costuras. Puede parecer una trivialidad, pero con las costuras actuales no pasa nunca que un mono o guante se abra al caer, aunque años atrás podía pasar. Además, todos los materiales han mejorado drásticamente, por consiguiente las protecciones, incluso las tradicionales de plástico, son más ligeras, ergonómicas y al mismo tiempo mucho más eficaces; ante todo, la espaldera.
Los cascos también han mejorado mucho; de hecho, siempre he tenido mucha suerte, en general todo ha ido bien y no me he dado muchos golpes fuertes en la cabeza, pero en los codos, las rodillas, los tobillos y las manos, sí. En la mayoría de las caídas siempre me levantaba y caminaba con mis propios pies, lo que significa que todo funcionaba.
Lo que digo siempre: si tu cabeza vale 5 $, cómprate un casco de 5 $, pero claro, eso se aplica a toda la ropa. Compra productos modernos y de calidad, es una tontería ahorrar respecto a tu propia piel.
¿Y qué opinas del airbag para moto ?
Por suerte, no se me ha activado muchas veces. El primero que probé fue en realidad una chaqueta de carretera, para hacer una demostración, es una sensación muy extraña la activación estática. Sin embargo, cuando el mono se activa en la pista, al principio ni siquiera lo notas. Cuando todo termina y te pones de pie, solo entonces notas que se ha inflado. Esto también es un excelente paso adelante.
Cuando oí hablar de él por primera vez, reconozco que era bastante escéptico. Tenía miedo de que limitara el movimiento y fuera imposible hacer que funcionara correctamente. Pero luego lo probé y tuve que cambiar de opinión, se desarrolló de manera rápida y eficaz, y ahora es un producto excelente. Cada vez que salgo a la pista compruebo si está activo, no podría prescindir de él. El sistema Dainese D-air® es tan avanzado que me cuesta decir dónde podría mejorarse, probablemente podríamos trabajar para extender la protección del airbag también a la parte inferior del cuerpo, la zona de las piernas y las rodillas, que hoy en día están al descubierto.
Tienes la oportunidad de trabajar estrechamente con jóvenes aficionados y pilotos. ¿Qué impresión te causan en su enfoque al deporte y, en especial, al mundo de la protección?
Su forma de ver el tema es completamente diferente a la de mi generación o, incluso más, a la de los motociclistas más mayores. Las nuevas generaciones nacieron con protecciones modernas, para ellos sería absurdo no tenerlas. Los jóvenes de hoy buscan automáticamente la mejor protección, para ellos es estupendo protegerse y usar el top que ofrece el mercado, sin duda es algo positivo.
En general todo es más profesional, la modernidad en mi opinión nos ha alejado un poco de la esencia del motociclismo, pero como decía ha traído consigo aspectos positivos como la sensibilidad hacia la seguridad. También hay más dedicación a la preparación en general y el entrenamiento físico en particular, hoy todos entrenan y no podría ser de otra manera, porque si no entrenas te quedas atrás. Sinceramente, cuando corría, no entrenaba nunca: solía andar en moto y luego en mi tiempo libre simplemente intentaba mantenerme ocupado y activo, pero nunca había oído hablar de la preparación física y el gimnasio.
Cuéntanos algo de tu proyecto actual.
La Racing School Europe no solo significa conducir en pista, también significa educación en materia de seguridad, ayudamos a entender la moto en todos sus aspectos y el mundo del motociclismo en general. Fue extraño para mí, al cabo de 25 años de carrera, alejarme de las carreras y empezar a mirar este mundo desde fuera, pero te acostumbras, y hoy es mi vida cotidiana. Trabajamos con pilotos de todos los niveles, desde novatos hasta semiprofesionales que compiten en carreras, y también de cualquier edad, desde niños hasta algunos mayores que todavía no se han cansado. Me gusta.
Para terminar la visita a la sede de Dainese, Troy Corser, dos veces campeón del mundo de Superbike, pasa por las oficinas y pide a todos los empleados que se hagan una foto juntos. Está cómodo, encantado de estar aquí, le dicen que suelen ser los chicos los que piden una foto a los campeones, él sonríe y les guiña un ojo.