Esquiar en verano en un glaciar es algo para verdaderos fans, para quienes no pueden renunciar a la nieve ni siquiera en los meses más calurosos del año. Pero hay una primera vez para todo, y la pregunta sobre cómo equiparse bien es más que justa. Por otro lado, sabes que el tiempo en la alta montaña puede cambiar de repente. Un cielo despejado puede volverse oscuro y amenazante en cualquier momento. ¿Hará calor? ¿Hará frío? Una predicción cien por cien fiable siempre es difícil de obtener, así que hay que estar preparado para todo.
El típico consejo de vestirse por capas, como una cebolla, sigue siendo tan válido como siempre. Al tener que enfrentarse potencialmente al sol, el hielo, el viento y el agua, hay que poder modular las capas en función de los caprichos del tiempo. Vestirse a capas permite quitarse rápidamente una o varias prendas para aguantar el calor, y llevar de abrigo algo en la mochila en caso de que la temperatura baje demasiado.
La capa más externa es el caparazón, o shell en inglés. Se trata de una prenda impermeable y cortavientos, la que más nos protege de los elementos como el agua, la nieve y el viento. La calidad de los materiales y de su construcción es fundamental para estar perfectamente cómodos durante todo el día, disfrutando sin tener que pensar en nada más.
Las mejores prendas del mercado son las que tienen una membrana laminada, es decir, pegada directamente al tejido. Esta solución garantiza el mejor rendimiento, tanto en impermeabilidad como en transpirabilidad. Precisamente la transpirabilidad, que a menudo pasa a un segundo plano respecto a la impermeabilidad, es igual de importante. Una membrana que pasa la humedad del interior al exterior es de vital importancia para no acabar mojado con el sudor. Con referencia a la resistencia al agua, conviene hacer una aclaración sobre la columna de agua, de la que siempre se habla.
La indicación sobre la columna de agua resulta de una prueba de laboratorio en la que se coloca un tubo de 2,5 cm de diámetro sobre un trozo de la membrana en cuestión. El agua se vierte en el tubo y se mide la cantidad que esta puede alcanzar antes de que la presión sobre el material sea tan grande que el agua penetre. Un valor de 20.000 mm, por ejemplo, significa que la columna de agua tendrá 20 metros de altura para que la presión haga penetrar el agua a través de la membrana. El resultado, en este caso, es una prenda con excelentes prestaciones de impermeabilidad, que no deja pasar el agua ni siquiera en caso de lluvia intensa durante un periodo prolongado.
Otra precaución fundamental es el encintado de las costuras. Hay prendas baratas fabricadas con membranas que tienen propiedades hidrófugas bastante buenas, pero que dejan pasar el agua por las costuras. Es evidente que el buen rendimiento de la membrana queda anulado por la falta de impermeabilidad de las costuras, dada por el encintado. Así que presta atención a este detalle.
En ocasiones, la capucha de la capa exterior también puede resultar decisiva. En caso de lluvia intensa, llevar una capucha sobre el casco puede salvarte de un chaparrón, ya que evita que el agua se filtre por el borde del casco y se cuele por el cuello de la chaqueta.
El acolchado que usamos bajo la capa exterior es la primera prenda que nos vamos a quitar cuando las temperaturas suban y la primera que vamos a ponernos cuando bajen. La pluma natural, aunque es noble y muy cálida, tiene algunos inconvenientes. Tarda mucho en secarse, si permanece húmeda corre el riesgo de emitir olores desagradables, no es fácil de lavar y requiere muchas precauciones.
Los acolchados sintéticos más modernos eliminan estos inconvenientes, proporcionando el mismo nivel de aislamiento desde el exterior, pero con mayor comodidad y funcionalidad. Un material de alta tecnología como el Primaloft Cross Core encapsula en su estructura el Aerogel, el material más ligero de igual densidad que existe, ya que está compuesto por aire en más de un 90 %. Un tejido de este tipo te ofrece un poder aislante excepcional y un peso sumamente bajo.
La ropa interior es tan importante como las demás capas que llevamos. Debe llevarse como primera capa, en contacto con la piel, para que pueda poner en práctica sus cualidades. Debe ser de un material técnico, capaz de absorber el sudor y la humedad y alejarla al máximo de nuestro cuerpo, para evitar la molesta sensación de camiseta mojada. Confiemos en las nuevas tecnologías: un conjunto interior de calidad siempre rendirá mucho más que una camiseta de algodón de la «vieja escuela», para disfrutar de un confort superior en todas las situaciones.
El pecho, sin embargo, no es la única parte del cuerpo a la que hay que prestar atención. Las manos, por ejemplo, pueden enfriarse rápidamente si no están bien cubiertas, sobre todo si la temperatura hasta hace poco era alta y el acolchado de los guantes está empapado en sudor. Por eso es útil, si se dispone de una mochila, llevar dos pares, uno más ligero para usar cuando hace calor y otro más grueso para llevar cuando el tiempo empeora.
Asimismo, llevar un pantalón que se adapte a los cambios de temperatura es de gran ayuda. Los modelos de gama alta cuentan con grandes entradas de aire que pueden mantenernos frescos durante los días más calurosos. Basta con cerrar las cremalleras para que la prenda vuelva a estar perfectamente aislada. Otros modelos más sofisticados cuentan con una construcción modular en la que el acolchado interior puede quitarse.
Cuando la afición es imparable, con unos cuantos trucos puedes dar lo mejor de ti en todas las condiciones, incluso las más difíciles. Cuidando tu equipo técnico y tu preparación física, cualquier época del año es buena para divertirse con los esquís, incluso en un entorno potencialmente inhóspito como la alta montaña.