Soy un motociclista aficionado al enduro y tengo 28 años; llevo montando en moto desde 2012 y recorro 20.000 km cada año, la mayoría off-road. Hasta ahora he visitado 20 países, muchos de ellos en solitario. ¿Qué es lo que más me gusta de viajar? La gente, su vida, la cultura, los paisajes y la gastronomía. Cruzo los países por las carreteras más remotas, duermo en tienda de campaña, me baño en los lagos y cocino al aire libre sobre hogueras. Viajar en moto es mi forma de vivir.
El verano se estaba acabando, los días se acortaban, la temperatura era cada vez más fría y las vacaciones llegaban a su fin. Fue un viaje diferente. Como no queríamos perder el tiempo conduciendo durante días y miles de kilómetros con temperaturas nada agradables, decidimos volar a Sicilia y alquilar allí las motos.
Lo teníamos claro: queríamos que el viaje fuera asequible; relativamente, ya que estamos hablando de unas vacaciones en moto. Pudimos comprar un vuelo directo de Polonia a Catania con una aerolínea de bajo coste por menos de 70 euros por persona, ida y vuelta. En estos casos, utilizo skyscanner.com para buscar un vuelo.
El primer reto: todo lo necesario en el equipaje de mano
Durante mucho tiempo, nuestro objetivo siempre ha sido llevar lo mínimo para el viaje: el reto consiste en meter en el equipaje de mano todo lo necesario para ocho días, lo que incluye el equipo completo de acampada.
Como no disponíamos de bolsas con un tamaño que se ajustara a los requisitos de la compañía aérea, diseñamos y fabricamos las nuestras, que podían ampliarse a voluntad. La única restricción era que no podíamos llevarnos la cocina de gas ni un cuchillo grande (con una hoja de más de 6 cm), porque la normativa prohíbe llevar esos objetos en el equipaje de mano, pero no pusimos ningún reparo.
Lo más gracioso es que tuvimos que viajar en avión vestidos con la ropa de moto para no tener que pagar extras ni facturar el equipaje. Puede parecer incómodo, pero un vuelo de dos horas en avión es más soportable que un traslado en moto cuando hace calor, algo que todos solemos hacer sin problemas. ¿Y el casco? Llamé directamente a la compañía aérea para saber lo que tenía que hacer, pero nadie supo contestar a mis preguntas. Así que lo consideramos una parte de nuestra indumentaria, como si fuera un sombrero.
Unas semanas más tarde, a finales de octubre, tras toda la fase de preparación, llegó a cero la cuenta atrás. Metimos todo en nuestro equipaje hecho a medida y pusimos rumbo al aeropuerto. Nos llevamos todo lo indispensable: el botiquín de primeros auxilios, la tienda de campaña, los sacos de dormir, las linternas frontales, las toallas, las tazas, las bridas, incluso el compresor portátil, la cámara de aire de repuesto, las mochilas con bolsas de agua, los plumíferos, ropa de recambio y una pequeña navaja. Pediremos que nos presten las herramientas básicas en la tienda de alquiler de motos.
Nos vestimos en el coche dentro del aparcamiento y entramos en el aeropuerto con nuestros trajes. El día de la salida, en Polonia había unos 7 grados. Estaba un poco preocupado mientras estaba en la cola de la facturación, por si me confiscaban la navaja. Llevo preparado un trozo de cinta métrica de sastre cortada a 6 cm de largo por si tengo que defender mis razones. Afortunadamente, la mochila pasa por el escáner sin problemas y nadie le presta atención. Se me escapa una sonrisa.
En el aeropuerto, todo el mundo se vuelve para mirarnos y la situación crea un ambiente positivo. Recibimos sonrisas y las devolvemos. Al facturar, no hay problemas con el equipaje ni con nuestra excéntrica vestimenta. Todo va bien y subimos al avión.
El vuelo es corto, creo que menos de dos horas. Así nos ahorramos 2.200 km en cada sentido, es decir, ¡entre 3 y 4 días de viaje solo de ida! Somos los últimos en bajar del avión porque necesitamos espacio para recuperar todo nuestro equipo. En el aeropuerto de Catania, ¡nos da la bienvenida el calor! Pleno sol y 27 grados.
Caminamos hasta la estación de tren con la ayuda de Google Maps. La itinerancia es gratuita en los países de la UE, así que podemos utilizar nuestros números e internet sin problemas. Poco después, el volcán Etna, uno de los mayores y más activos del mundo con 3.329 m de altura, se cierne ante nuestros ojos. Hay un ligero humo sobre la cumbre. La vista es impresionante, sobre todo porque el telón de fondo es un sinfín de palmeras. Mañana iremos en moto hasta allí o casi, hasta lo más alto posible.
Aún nos queda una hora de tren hasta Augusta, donde recogeremos las motos. La madre del dueño de la empresa de alquiler tiene la amabilidad de recogernos en la estación y acompañarnos a la finca donde su hijo tiene el negocio. De camino, hacemos una parada en una charcutería del lugar para familiarizarnos con los productos típicos sicilianos. No podremos agradecerles lo suficiente esta parada tan deliciosa.
Pasamos la tarde en compañía de otros viajeros que asisten a un curso de formación para motociclistas organizado por la empresa de alquiler. Al día siguiente, madrugamos, desayunamos rápido, atamos el equipaje a las motos y colocamos los portamóviles para que sigan nuestro rastro. Estamos listos para llegar al volcán.
El primer día ha de ser tranquilo, queremos familiarizarnos con las motos y evitar senderos abruptos y complicados. Lanzo los mapas offline en la aplicación OsmAnd, que siempre uso en la moto, y ¡adelante!
Las pequeñas Honda CRF se comportan de forma muy diferente a nuestras motos personales: hay una gran diferencia al pasar de una maxienduro de 1.000 cc a una 300 ligera. Nos impresiona su agilidad; nos convencemos rápidamente de que será mucho más fácil hacer off-road con estas motos que con nuestras bicilíndricas de más de 200 kg.
A continuación llegamos al Etna, en el lugar más remoto al que podemos acceder. Las rocas volcánicas que lo rodean y las vistas desde la cima son impresionantes. Hace sol, pero en la cumbre hace mucho viento y por eso baja la temperatura. Rodeamos el volcán y nos dirigimos hacia el punto de partida de la Trans Euro Trail, que arranca en Mesina, en el estrecho. Si no la conoces, la Trans Euro Trail, para abreviar TET, es una red de senderos para maxienduros mixtos de asfalto y tierra que abarca toda Europa y que los aficionados actualizan constantemente a medida que cambian las condiciones de las carreteras. Es un regalo del cielo cuando quieres explorar un país nuevo y no sabes adónde ir.
Nuestro objetivo es recorrer toda la parte siciliana de este itinerario, hasta Palermo. Suponemos que tardaremos cuatro días conduciendo off-road. Como aquí el sol se pone más temprano, hacia las 17:30, fuimos a comprar algo de comer hacia las 16:00, repostar y buscar con calma un lugar donde pasar la noche antes de se pusiera el sol.
Hoy vamos a hacer esto. Perfectamente puntuales, justo antes de la puesta de sol llegamos al principio del itinerario, cerca de Mesina. Ascendemos acompañados de una hermosa puesta de sol y nos detenemos para hacer algunas fotos. Está a punto de anochecer y buscamos alojamiento. Cualquier sitio está bien, lo importante es que sea un lugar seguro, teniendo en cuenta que la carretera en varios lugares discurre junto a paredes rocosas de las que podrían caer piedras. Abandonamos la ruta y montamos la tienda de campaña en un camino de tierra de la zona.
El programa incluye madrugar cada día y parar justo después de la puesta de sol, para disfrutar plenamente del día. Así que pusimos el despertador a las 6 de la mañana para salir lo antes posible cada día, pero sin renunciar a un merecido descanso.
Tras un rápido desayuno italiano en nuestro propio campamento salvaje, preparamos el equipaje y nos ponemos en marcha. Subimos cada vez más alto por caminos de tierra y rocosos a la luz del amanecer. La vista es fantástica y nuestra emoción está por las nubes. Al principio hace algo de frío, así que nos ponemos las chaquetas y guantes más gruesos. Pero el tiempo cambia de repente y nuestra ropa también. Siempre llevo conmigo un maillot transpirable, que me pongo encima de las protecciones en lugar de la chaqueta cuando sube la temperatura, y un segundo par de guantes ligeros. Estas prendas son perfectas para mantenerse fresco cuando hace calor, lo que favorece la concentración.
La topografía del terreno cambia rápidamente. Unas veces cuesta arriba, otras cuesta abajo, en algunos lugares la carretera bordea el lecho seco de un río. Debido al clima seco de la isla, tampoco encendemos nunca ninguna hoguera. Durante el viaje vimos muchos incendios incontrolados desde lejos y esto nos dio que pensar. Además, hablando con los lugareños, nos enteramos de que recientemente se ha producido un accidente con un Canadair que intentaba apagar un incendio, justo cuando estábamos allí.
Conocemos el peligro de incendio y sabemos que sus efectos son devastadores. Por eso intentamos en la medida de lo posible proteger nuestra propia seguridad y la de los demás. Los lugareños nos cuentan que, en realidad, los agricultores son quienes queman los prados para que el suelo sea más fértil y mejorar la cosecha del año siguiente, pero esto suele provocar estos incendios fuera de control.
Nuestro itinerario serpentea por una naturaleza bella y salvaje. De vez en cuando pasamos por pequeños y pintorescos pueblos donde, encantados por la cultura y la cocina italianas, nos detenemos a tomar un tentempié o un café. En Sicilia no hay mucha gente que hable inglés, pero por suerte enseguida aprendemos algunas palabras en italiano y cuando falla el idioma nos comunicamos con gestos, lo que resulta divertido para ambas partes. Algunas personas tienen miedo de viajar al extranjero por las barreras lingüísticas, pero créeme, solo has de saber unas pocas palabras: ¡todos miran al recién llegado con una sonrisa!
Todo el rato pasamos por entre pastos y granjas; esto significa que de vez en cuando tenemos que abrir y cerrar las vallas metálicas que impiden que se escapen los animales. Afortunadamente, nadie nos crea problemas, ni nosotros se los creamos a los residentes; a veces los propios propietarios nos abren las puertas o nos hacen señas para que no nos olvidemos de cerrarlas.
También nos enfrentamos a muchas subidas rocosas y complejas que, junto a las altas temperaturas, resultan muy agotadoras. Con nuestras pesadas motos, seguramente habría sido mucho más difícil en algunos lugares.
Cuando viajo, de vez en cuando me permito el lujo de pasar la noche en una habitación de hotel o en un b&b para reponer fuerzas lo mejor que puedo, darme una ducha caliente y descansar tranquilamente en algún establecimiento de comida local. Y también en esta ocasión. Una noche nos alojamos en el hermoso pueblo de Polizzi Generosa, que está encaramado en una colina. El nombre deriva de la palabra griega «polis», que significa «ciudad sobre una colina». Generosa se añadió al nombre en honor de la princesa Giovanna Generosa de La Masa, que gobernó la ciudad durante un tiempo. Una habitación para dos nos cuesta 70 euros, con un desayuno dulce y café, muy típico en Italia. Pernoctar en una habitación te da la posibilidad de dormir un poco más, porque no tienes que desmontar las tiendas de campaña, y con mayor comodidad, lo que no está nada mal cuando pasas horas y días sobre la moto sin descansar de verdad.
Después de pasar un tiempo en medio de la civilización, seguimos con nuestra ruta off-road, hacia Palermo. El paisaje de Sicilia cambia radicalmente. Además de las hermosas montañas y crestas, conducimos a través de unos pintorescos bosques, dorados en esta época del año, con el sol poniente brillando maravillosamente a través de las hojas. Vemos muchos animales de granja a lo largo de la carretera e incluso conocemos a un pastor que cuida de sus ovejas y las lleva a pastar en una moto de cross.
Para la noche siguiente, buscamos un lugar para acampar cerca de un depósito de agua para refrescarnos o lavarnos, ya sea un río, un lago o un arroyo. Además, la presencia de agua también afecta al valor paisajístico; ¿no es mucho más bonito un paisaje con un curso de agua o incluso el mar? Me encanta pasar tiempo rodeado de naturaleza y agua. Sin embargo, esta vez no es fácil, todo es árido, con los ríos y lagos prácticamente secos. Los lugareños nos cuentan que la industria en Sicilia consume mucha agua, y este verano tan seco que acaba de terminar no ha ayudado para nada.
Después de tres días y medio de conducción en plena naturaleza, llegamos a Palermo, parando primero en el mar Tirreno para darnos un baño. Solo queda volver a Augusta y devolver las motos. Esta vez la ruta es la más rápida que propone Google Maps. Antes de entregar las motos, recorremos la costa este de la isla para admirar el mar Jónico y tomar algunas fotos más del volcán. La coronación de un viaje realmente extraordinario.
Sicilia es una isla maravillosa. Pasamos allí ocho días, seis de ellos en moto, recorriendo 960 kilómetros, 450 de ellos off-road. Pasamos cuatro noches en tiendas de campaña rodeados de naturaleza, dos buscando alojamiento en un sitio de reservas y una en la finca donde alquilamos las motos.
La isla parecía mucho más pequeña antes de nuestra llegada. Desplazarse, por otra parte, se hace muy largo por la calidad de las carreteras, que suelen ser accidentadas, así como por la topografía del terreno y el tráfico. Los sicilianos fueron muy amables y serviciales con nosotros, aunque no hablaban inglés. Así que aprendimos algunas palabras de ellos, y eso hizo que el viaje fuera más fácil y divertido. Siempre nos dedicaban sonrisas, miradas y palabras amables en italiano como «buongiorno», «buon appetito», «per favore». Es una región maravillosa, habitada por gente maravillosa.
Quedamos muy agradecidos a la empresa polaca de alquiler Przystanek Sicilia de Augusta, que recomiendo sinceramente, y gracias a la cual tuvimos la oportunidad de explorar la zona como nos gustaba a nosotros, conduciendo motos prácticamente nuevas, cuyo kilometraje aumentamos considerablemente.
En mi opinión, para los que viven lejos, alquilar el equipo en el lugar es la mejor manera de recorrer Sicilia en moto desde el punto de vista logístico, de tiempo y de gastos (además de que me gusta tener la oportunidad de probar algo nuevo). Desde Polonia por tierra hay 4.500 km ida y vuelta, lo que supone varios días de viaje y 250 litros de combustible, con las noches y las comidas correspondientes. A modo de comparación, nuestros vuelos cuestan 70 euros por persona ida y vuelta, además del alquiler de la moto. Así que ya puedes hacerte una idea de los gastos. Pero creo que es una cuestión muy personal, también hay quien considera imprescindible viajar con su propia moto, porque la considera una verdadera aliada.
Muchas gracias a mi compañera de viaje favorita, Monia Moto Hero, con la que viajar siempre es un placer. A la vuelta, por desgracia, me confiscaron mi querida navaja, explicándome que las normas del aeropuerto son distintas de las de la compañía aérea. Con este viaje recargamos las pilas antes de un largo invierno; ahora estoy impaciente por volver a lanzarme a nuevas aventuras.