Lo bonito del ciclismo de montaña es que siempre es bonito. Con sol, con lluvia y con nieve. Si te apetece montar en bicicleta y pasar unas horas en los senderos, no hay condición meteorológica que pueda detenerte.
Sin embargo, para poder rodar con perfecta comodidad y sin sufrir las inclemencias del tiempo durante todo nuestro recorrido, es imprescindible prestar la debida atención a la elección de la ropa, que naturalmente debe hacerse en función tanto del cielo que vemos por nuestra ventana como de lo que se prevé para las próximas horas, pero también en función de nuestras preferencias personales. Cada uno suele conocer su propio cuerpo lo suficientemente bien como para saber si sufre más con el frío o con el calor; este es también un elemento importante a tener en cuenta. Sin embargo, hay algunas pautas generales de las que no se puede escapar, especialmente cuando las condiciones se vuelven más extremas, en el caso de lluvias intensas o temperaturas especialmente bajas.
La mayor parte de las variables de elección se refieren a la parte superior del cuerpo. Esto se debe a que las piernas sufren menos el frío por término medio y a que la elección es limitada: pantalones largos o pantalones cortos. Hay quienes van con pantalones cortos incluso en la época de frío y quienes van con pantalones largos en la época de entretiempo, pero como se ha mencionado aquí las opciones son pocas y es difícil equivocarse. La regla suele ser: pantalones cortos en tres de las cuatro estaciones, excluyendo el invierno. Y a pocos se les ocurriría llevar un par de pantalones de repuesto para usarlos en condiciones meteorológicas cambiantes; es poco práctico y ocupa mucho espacio en la mochila o riñonera. Así que vamos a centrarnos en las prendas que protegen el torso y los brazos.
Estas son las condiciones más difíciles para el piloto en términos de técnica de conducción, pero también para el cuerpo. Montar en bicicleta de montaña en condiciones de frío y humedad puede no ser lo mejor, pero si estás bien protegido, al menos podrás volver a casa divirtiéndote y sin sufrir el frío extremo. En un caso así, la prenda ideal es un caparazón protector y aislante, capaz de protegernos del entorno inhóspito gracias a una membrana impermeable y una capa aislante que consiga retener el calor corporal. Especialmente cuando uno está muy cansado, es más difícil entrar en calor, por lo que hay que tener especial cuidado. Los materiales de última generación, como los de la marca Polartec, combinan un óptimo aislamiento con eficaces propiedades hidrófugas, para que no te mojes por la humedad del exterior y tampoco por el sudor. Los rellenos sintéticos también destacan por su compacidad, una fina capa ya será muy aislante, y por su rapidez de secado, una característica muy conveniente si te tomas un descanso en un refugio para comer o merendar.
Otros elementos a tener en cuenta son la construcción en material elástico, que proporciona una libertad de movimientos significativamente mayor, especialmente en la zona de los hombros y los brazos, y el corte específico para el ciclismo. Por lo general, las chaquetas de moto son ligeramente cortas por delante y ligeramente más largas por detrás, para que se adapten perfectamente a la posición de conducción sin hacer molestos pliegues en la parte delantera ni dejar los bajos al descubierto. Las prendas más prácticas ofrecen la posibilidad de plegarse sobre sí mismas, de modo que también pueden guardarse fácilmente en una riñonera. Por último, a la hora de elegir la talla perfecta también hay que tener en cuenta la posibilidad de llevar protectores debajo de la chaqueta, que evidentemente ocupan espacio.
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Bajando un peldaño en la escala de las condiciones más adversas, pasamos a la conducción con tiempo lluvioso pero con temperaturas más suaves, que con los neumáticos adecuados y en el terreno correcto puede proporcionar una diversión inesperada. En este caso no tendremos el problema del frío, pero aun así queremos mantenernos lo más secos posible. Las membranas impermeables no son más que materiales llenos de agujeros minúsculos, lo suficientemente anchos como para expulsar el aire caliente y húmedo creado por el cuerpo, pero lo suficientemente estrechos como para no dejar entrar las gotas de agua. Con respecto a este tipo de chaqueta, comúnmente llamada shell, es importante tener en cuenta no solo la bondad de la membrana, sino también las costuras selladas. A menudo, incluso en las prendas de gama baja, se utilizan membranas con propiedades impermeables corrientes, pero estas quedan anuladas por la ausencia de cintas, que permiten entonces el paso del agua a través de los agujeros de las costuras.
En las prendas de este tipo, por tanto, para ser utilizadas en climas menos rígidos, debe haber amplias entradas de aire regulables, que se abran y cierren cuando sea necesario, para adaptarse a los cambios de temperatura o para hacer frente a los diferentes ritmos entre ascensos y descensos. También en este caso es necesario que la prenda deje suficiente volumen para llevar los protectores. De nuevo, la posibilidad de plegar la prenda en un espacio reducido es muy práctica.
Las bajas temperaturas por sí solas no son un obstáculo serio para el ciclismo de montaña. Por el contrario, algunos días soleados de invierno pueden ofrecer condiciones sorprendentemente agradables. Para situaciones como esta, se puede optar por una prenda sin mangas, que protege el torso del aire frío gracias a una fina capa de material aislante estratégicamente colocada, pero que deja una amplia libertad de movimientos para los hombros y los brazos y permite un intercambio de calor óptimo, especialmente durante las fases de ascenso. Al igual que con el resto de las prendas, es importante que el ajuste incluya protectores de pecho y espalda, que son indispensables en todas las disciplinas, desde el trail hasta el hardcore gravity.
Por último, pero no por ello menos importante, el calzado. Para muchos, las manos son la primera parte del cuerpo que se resiente con el frío, y especialmente con la lluvia. Los guantes mojados y el frío no casan con la comodidad. Esta comodidad de las manos, pero en realidad de todo el cuerpo, es una cuestión de seguridad importante, porque las manos frías y rígidas son menos sensibles al manillar, y, por tanto, están menos preparadas para reaccionar en caso de necesidad. Por eso es importante protegerlas con guantes siempre adecuados a las condiciones. Para las bajas temperaturas, existen unos específicos de materiales finos que son más aislantes que el clásico guante de verano. Los tejidos están, como siempre, optimizados para resistir la abrasión y el desgarro, y, en el caso de la palma, para ofrecer el máximo agarre en los puños.
La función de pantalla táctil, típica de los guantes más modernos, es muy práctica para no tener que quitártelos cada vez que cojas el smartphone.
Como alguien dijo una vez, no existe el mal tiempo, sino el mal equipamiento. Y, cuando se trata de ciclismo de montaña, esto es más cierto que nunca: el equipo correcto es la clave del éxito en cada viaje en bicicleta. Pero la elección de los tejidos no lo es todo, porque los protectores también desempeñan un papel fundamental en el ciclismo de montaña moderno, el casco, los protectores de la parte superior del cuerpo y las rodilleras. Solo con el grado adecuado de seguridad se es verdaderamente libre para expresarse sobre el sillín.
