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    Ideas y consejos para un fin de semana perfecto en la bicicleta de montaña

    Por DemoneRosso | 06 mayo 2021 | 1 min

    ¿Has soñado alguna vez con pasar una noche de verano bajo un cielo despejado y estrellado e inmerso en un silencio absoluto? En busca de una quietud tan completa como ensordecedora y en la que puedas escuchar con claridad tu respiración y los latidos de tu corazón.   

    No hace falta estar en la cima del Everest ni en medio del desierto del Sáhara. Todo lo que necesitas es un poco de ingenio, un buen espíritu de adaptación y un amigo de confianza con quien compartir la aventura. Esta es la esencia del bike packing.    

    Viajar en bicicleta tiene muchos significados. Desde el significado más tradicional de la palabra, es decir, emprender un verdadero viaje con una bicicleta cargada con todo lo necesario para ser independiente durante días o semanas, hasta la interpretación quizá más accesible, un viaje de dos días a la montaña, durmiendo fuera una sola noche.  

    Hay varias posibilidades, pero con una bicicleta de montaña, una mochila y el equipo básico se pueden crear bellas historias que podrás contar durante años. Para una o dos noches puedes ir ligero de equipaje, sin necesidad de tiendas de campaña o cocinas de camping, que solo te van a frenar y cargarte de peso.  

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    La forma más fácil de abordar el bike packing en la montaña es confiar en las estructuras, como los albergues o los vivacs, que pueden proporcionar los servicios básicos. Puede que les falte comodidad e intimidad, pero también es cierto que a menudo lo único que necesitamos es un techo sólido sobre nuestra cabeza.  

     

    Listos para cualquier cosa  

    Una vez preparada la bici, hay que pensar en la ropa que nos llevaremos. La regla general para todas las vacaciones «on the road», en este caso «on the trail», es dejar lo superfluo en casa. Pero hay una gran diferencia entre un viaje en una clima cálido y uno en la montaña. Todos sabemos que el tiempo puede cambiar muy rápidamente en las alturas, al igual que la temperatura. En un instante puedes pasar de temperaturas veraniegas a situaciones más críticas con lluvia y viento.   

    Llevar capas siempre es un buen consejo. Disponer de prendas adicionales nos ayuda a hacer frente a una amplia gama de temperaturas, que pueden variar fácilmente de diez a treinta grados. Imagínate una excursión clásica por la montaña: sales a primera hora de la mañana, quizá esté nublado o te encuentres en una zona de sombra. Incluso en pleno verano estaremos muy por debajo de los 20 °C. A última hora de la mañana, el sol está alto, las nubes se han disipado y te encuentras pedaleando por un sendero entre los pastos: es el momento de quitarte todo lo que puedas y meterlo en la mochila. Hacia el atardecer la temperatura empieza a bajar de forma drástica después de la puesta de sol, por eso conviene llevarte un buen jersey de abrigo y también una capa exterior.  

     

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    La capa exterior  

    Como hemos dicho, no hace falta que haga mal tiempo para llevar una capa impermeable. Incluso en una tranquila tarde de verano en la montaña, las temperaturas pueden descender fácilmente por debajo de los 15 °C. Por eso, la chaqueta shell impermeable es una prenda imprescindible en cualquier viaje a la montaña. Debe estar confeccionada con una membrana impermeable pero transpirable que ofrezca el máximo confort en cualquier situación. Toda chaqueta shell que se precie debe ser elástica, disponer de numerosos bolsillos y rejillas de ventilación ajustables, y ocupar poco espacio una vez plegada.  

    Un detalle que los menos experimentados suelen pasar por alto es el sellado de las costuras. Se trata de una medida fundamental para que el agua no entre por los pequeños agujeros de las costuras. La falta de sellado hace que las propiedades de impermeabilidad de la membrana sean completamente inútiles.     

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    Las capas internas  

    En una excursión de verano, y empezando por el interior, siempre es aconsejable llevar una camiseta lo más ligera y transpirable posible, para no sufrir el calor en las horas centrales del día. Presta atención a los materiales. Las prendas técnicas siempre son mucho mejores que el algodón de toda la vida. Los últimos hilos sintéticos pueden expulsar la humedad y secarse muy rápidamente.   

    Puedes elegir entre mangas largas, cortas o tres cuartos. Utiliza la que prefieras, ya que cada una tiene sus pros y sus contras. La manga corta es ideal en climas cálidos, pero la manga larga ofrece una mejor protección contra el sol y evita las tan irritantes quemaduras solares.  

    La capa intermedia debe llevarse a primera hora de la mañana o al anochecer. Una capa suave, cálida pero transpirable, es perfecta para temperaturas «intermedias». Esta prenda debe ofrecer protección contra el viento en la parte delantera y la capacidad de expulsar el calor y la humedad en la parte trasera. Combinar lo que parecen ser propiedades contrarias en ciertas zonas, como la protección contra el aire y la transpiración, es la clave del máximo confort.  

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    Nunca ir sin las protecciones  

    Un tema muy debatido es el del aparentemente insostenible equilibrio entre protección y libertad de movimientos. Por eso, muchas personas optan erróneamente por prescindir de las protecciones en un viaje de varios días en aras de la ligereza.  

    En la actualidad, las rodilleras se utilizan de forma casi universal en todas las disciplinas de montaña, y una de las razones es precisamente que las tecnologías modernas han alcanzado un nivel de especialización que permite ofrecer protectores seguros, pero muy ligeros y transpirables.   

    Un ejemplo en esta categoría de productos es la rodillera Trail Skins Pro de Dainese. Inspirada en las formas augéticas, su estructura permite combinar la protección y el flujo de aire de una manera muy especial. Es el ejemplo típico de una prenda que te pones y te olvidas que llevas puesta al cabo de unos minutos. Cuando las horas en el sillín suman y suman, poder contar con una protección así llega a marcar la diferencia.    

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    Por último, pero no menos importante  

    Las demás partes del equipo suelen dejar menos espacio para la interpretación, pero vamos a dar algunos consejos. El casco: conviene llevar uno abierto para este tipo de viaje. Los pantalones cortos, que se llevan con una badana, por supuesto, deben ser ligeros y llevar grandes bolsillos con cremallera para guardar los objetos de uso frecuente. Para hacer frente al imprevisible clima alpino, es bueno llevar un par de guantes de repuesto. El peso es insignificante comparado con el placer de llevar un par de guantes secos, cuando los utilizados el primer día siguen mojados después de ese chaparrón inesperado.  

    No debemos olvidarnos de meter en la mochila los objetos esenciales para hacer un viaje de varios días. Una cámara de aire de repuesto, una bomba, un eslabón de conexión para la cadena, una multiherramienta, un cepillo de dientes, pasta de dientes, una camiseta para dormir, agua y algunos víveres, dependiendo de la disponibilidad de una comida en tu destino. Lleva una pequeña linterna, ya que puede ser muy útil, sobre todo si pasas la noche en una estructura más espartana. Estos son los elementos esenciales, que te permitirán minimizar el volumen. Si, como hemos dicho, tenemos un buen espíritu de adaptación, tampoco será un problema el no poder ducharnos; se puede sustituir con toallitas húmedas o, para los valientes, con agua del arroyo.   

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    Ahora ya no tienes excusas para aplazar ese viaje que llevamos meses planeando. Dediquemos un poco de tiempo a reunir todo lo que necesitamos y a estudiar detenidamente el itinerario y luego nos ponemos en marcha. Con destino a las montañas, con la bicicleta en el coche, un fin de semana sumergidos en la naturaleza es algo de lo que nunca te arrepentirás.  

     

    La preparación siempre marca la diferencia. 

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